Cómo afrontan las empresas los plazos de las entregas

Cómo afrontan las empresas sus plazos de entregas
Cómo afrontan las empresas sus plazos de entregas

Uno de los principales inconvenientes que afrontan las empresas son los plazos de entrega. Generalmente para conseguir un contrato se dice sí a todo lo que propone el cliente. Y después aparecen las complicaciones cuando alguien llega por la puerta y dice esto lo quiero para ayer. Aquí se unen diversas problemáticas para la empresa.

Principalmente porque se detiene el trabajo que se está ejecutando y se proporciona prioridad incondicional a esta. Se desordena toda la previsión, ya que no se trata de ajustar unas horas; sino de postergar todo lo que se tenía en la agenda para dedicarnos a la nueva tarea encomendada. Probablemente ganamos un cliente, pero seguro otros tendrán demoras.

Y posteriormente está la apreciación de tiempo. Al cliente por lo general le hemos vendido la idea de que somos superiores de lo que verdaderamente somos. Si para efectuar un trabajo se demoran tres días, lo más seguro es que al cliente se le haya dicho que lo logramos tener en uno o dos días. Y no se trata de hacer un sobreesfuerzo, sino más bien de que no se han calculado adecuadamente las horas de trabajo que se precisan.

Los trabajadores también afrontan estos desajuste en las entregas
Los trabajadores también afrontan estos desajuste en las entregas

Como afrontan los plazos en las entregas, sin complicaciones

Esta situación perturba además a la rentabilidad del proyecto. Si se calculan un aproximado de 10 horas de trabajo y se usa el doble, vamos muy mal. El asunto es que como los sueldos de los trabajadores son un costo fijo, en muchas empresas no se calculan las horas dedicadas al trabajo solicitado por el cliente.

Por otro lado, aparecen los niveles de estrés cuando estas tareas con plazos de entrega cortos se convierten en frecuentes. Así que no es raro que en algunos casos algún trabajador decaiga por ansiedad o alguna afección. La salud laboral de los trabajadores se altera. Generalmente, hacer horas extras se vuelve normal, pues de otra manera no se cumple con la entrega.

Y en las empresas pequeñas la falta de un empleado por problemas de salud presume un desastre. Ya que perdemos un miembro del equipo que tiene a su cargo diversas tareas que tenían que salir adelante. La sobrecarga de trabajo se vuelve inaguantable y hay que empezar a aplazar tareas, eso en el mejor de los casos.

Todo esto podría evitarse, pero en ocasiones se evita un enfrentamiento con el cliente o meramente se le intenta convencer de que se requiere algo más de tiempo para hacer bien aquello que nos está requiriendo.

Por ello es fundamental, establecer con sensatez la duración de determinados trabajos, y hablarle con franqueza a los clientes. Finalmente, esto nos hará quedar mucho mejor y con más profesionalismo y responsabilidad.

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