Cuando eres jefe y te olvidas de ser compañero

Cuando eres un jefe y no un compañero
Cuando eres un jefe y no un compañero

Es fundamental recordar que cuando eres jefe, sigues siendo compañero. Cuando hablamos de ejercer poder dentro de una empresa y sobre un grupo de personas, algunos jefes pierden las perspectivas. Pero ¿Qué pasa cuando ese jefe es un antiguo compañero?

De un momento a otro, ese compañero con el que se solía compartir diariamente se transforma en la peor pesadilla del equipo de trabajo. “Cuando se posee cierta moral de combate, de poder. Hace falta muy poco para dejarse llevar, para saltar a la embriaguez, al exceso” decía la experta Marguerite Duras.

Cuando eres jefe debes recordar: Que el poder va de la mano de un buen líder no de un tirano

A las personas que protagonizan estas historias diariamente dentro de las empresas, les pasa como reza en la expresión de Séneca: “Un poder enorme permanece muy poco”. Si actualmente existe un buen ambiente laboral para avivar el salario emocional, no queda espacio para ese ejemplar de jefes que creen que aplicando mano dura será respetado.

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Encargarse y guiar un equipo no es una labor fácil ni cómoda. Se debe poner un granito de arena de lado y lado. Entender que, a través de la degradación, el no respetar los descansos o impedir el acceso a asuntos esenciales, como un microondas o una nevera, son tanto absurdas, como carente de empatía.

Para ordenar hay que asumir el papel de compañero: Un jefe, un garante de un equipo cuenta con un gran compromiso. Pero al mismo tiempo, igualmente cuenta con el privilegio de tomar decisiones que involucra a todos.

Un buen jefe, debe contar en la medida de lo posible con sus empleados. Asumirlos como un activo, un número de personas que integran un grupo que va acorde en sus propósitos. No como un impedimento para su individual ascenso.

Cuando se cultiva el compañerismo, se hace el camino: Ser parte en cualquier medio de comunicación es un buen dato para una empresa, sin importar el tamaño de esta. Existen las redes sociales para situar el foco cotidianamente. En el ambiente laboral, junto a los clientes.

El compañerismo no se consigue vender como un valor y pagar por ello. Los que tienen y alcanzan el poder han enterrado la posibilidad de instaurar un clima laboral idóneo. Es fundamental entender que los jefes siguen siendo compañeros. Y entre ambos son un seguro de productividad y de trabajo de eficacia.