Desconectar nos ayuda a bajar el ritmo y trabajar mucho mejor

Desconectar un rato es necesario
Desconectar un rato es necesario

En ocasiones hay que desconectar y desertar la actual cultura de la inmediatez. Esto ayuda a degustar la vida a fuego pausado. Y cuando platicamos de vida está incluido el trabajo. Vivimos hiperconectados y totalmente pendientes de lo que ocurre en nuestro entorno, principalmente, mediante el móvil y las redes sociales.

Es momento de quitar el pie del acelerador y buscar desconectar

Expresan los especialistas en psicología que progresivamente estamos precisando de más estímulos; o de mayor ímpetu para conservar un mismo nivel de deleite. Este ambiente vicioso, que sólo se aprovecha para nutrir la impulsividad, la frustración, es la cita de atención para empezar a degustar la vida poco a poco. Y a entender que los descansos en el ambiente laboral no sólo son obligatorios sino fructíferos.

Desconectar y tener un respiro tecnológico

Si nuestro trabajo es frente a la pantalla de una computadora este propósito consigue resultarnos arduo de efectuar, pero no improbable. Conjuntamente con las particulares lecciones sobre reposar la vista, movernos, ejecutar estiramientos, nos conviene perder el miedo a derrochar el tiempo.

Es preciso desconectar de la tecnología
Es preciso desconectar de la tecnología

Cada decisión que se toma se transforma en lo que somos, establece la vida que elegimos y, de esa manera, somos lo que pensamos, lo que preferimos pensar y lo que escogemos hacer.

Ejerciendo el no estoy disponible. Vivir conectado no es un compromiso. Que las redes sociales o que Internet exista las 24 horas los 365 días no quiere decir que nosotros tenemos que estar siempre disponibles. Ni siquiera tratándose de trabajo.

Si eres freelance se debe evitar cometer el traspié de estar disponible las 24 horas. Esto terminará afectando la calidad de tu trabajo. Ser selectivo y aprender a retardar esa necesidad, ayuda a no caer en la multitarea.

Desbandarse de la agitación: regocijarse de instantes de sosiego, no rumiar en nada, hacer un puzzle, echar un vistazo por la ventana del autobús, debería valer de contrapunto al presente frenesí.

El arte de fastidiarse no está al alcance de todos. Parece que estar atareado ejecutando cosas útiles es considerado una virtud, casi un símbolo de status. La humanidad prosperó gracias al aburrimiento y a la reflexión. Fastidiarse es la antesala de la creatividad, la musa y la reflexión.

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