Los negocios siempre cuentan con la presencia de empleados críticos. Y el tema de criticar logra tener dos aspectos. Uno positivo, en el que el empleado percibe aspectos que consiguen optimizar en el grupo o de forma particular y aporta soluciones; y el negativo: el que intenta justificar sus malos modos con la sinceridad.
La sinceridad en el empleo y en el ámbito personal puede convertirse en un arma de doble filo. Equilibrar la crítica y lastimar es difícil. Por lo general, a los empleados que generan un mal ambiente es preciso brindarles una cura de humildad y sinceridad de la suya.
Los empleados críticos suelen utilizar la frase: Yo soy así
¿Quién no ha oído es frase de un compañero o de un jefe? Inclusive de un amigo. Después de realizar un comentario hiriente donde logran dejar mal parado a un compañero, al que minutos antes estaban loando, aparece la crítica destructiva.
Este tipo de empleados críticos, no deja de ser una persona con complejos, que halla el agrado en recalcar las fallas en los demás y exhibirlos en voz alta, en lugar de enmudecer por educación.
¿Motivo? Escases de seguridad, autoestima habitualmente baja, y ganas de llamar la atención. Por lo general, se pretende hacerles ver que criticar a los compañeros de trabajo no está bien. Ser directo, con educación, pero claro. Es posible que no recibamos una respuesta amable, ya que a casi nadie le agrada que le recuerden sus defectos.
Pero si somos testigos de una conducta así, mejor será atreverse y perder una amistad en el ámbito profesional que admitir la compañía de una persona que genera un mal ambiente y con ello, influye en la producción.
Una persona que constantemente crítica, que usa a menudo expresiones como: “Todo me pasa a mí” dando entender que el mundo está en su contra. Y percibe en las demás personas felicidad, no titubean en criticar elementos que sólo ellos perciben. ¿Cómo logra un equipo laborar bien si uno de sus miembros ve siempre algo dañino?
Todo me sale mal, todo saldrá mal
Ese tipo de empleados dañinos especula que el Universo está en su contra. No posee empatía hacia los demás, porque cree que los demás han de estar atentos a sus dificultades, ayudarle y si no es así, detractan a todo el mundo.
En conclusión, no todos sabemos articular un consejo, una guía para aprender a relacionarnos sin insultar. Una persona puede ser un magnifico vendedor, sin embargo, tiene como falla conversar demasiado de los clientes a otros. Y como sabemos muy bien: “Si así es con ellos, como será conmigo cuando yo no estoy presente”.
(También puedes leer: La actitud positiva: ambiente laboral ideal)
