La cultura del emprendimiento es casi inexistente en la actualidad. Y es que cuando indagamos con jóvenes acerca de lo que van a hacer cuando finalicen sus estudios, hallamos opiniones variadas. Son muy pocas son las personas que manifiesten de forma concreta: “voy a comenzar una empresa”. Generalmente las personas esperan a que una empresa los cite.
Los conflictos inician en el área educativa. En la sociedad la tranquilidad que avala a un lugar de trabajo, está por encima del peligro que logra suponer fundar una empresa. Por lo general, esto se nos va inculcando desde que iniciamos en el colegio.
Evidentemente, no todas las personas tienen madera para ser emprendedores. Sin embargo, el establecer una cultura de esfuerzo, entusiasmo por tu trabajo y sueño por obtener los propósitos en los distintos niveles educativos, serían aspectos básicos para fortificar la cultura del emprendimiento.
Por otra parte, no sirve de nada el refuerzo en el área educativa, si no se cuenta con apoyo en el área social; principalmente por parte de los padres y de nuestro ambiente más íntimo. En ocasiones, la falta de ideas emprendedoras es error de las personas más cercanas y sus comentarios.
La difícil crisis que soportamos hace que nos llenemos de prejuicios hacia la imagen del empresario. Las ideas de que los jefes son unos tiranos y abusadores están, desdichadamente, cada día más extensas. No existe apoyo para aquellos que fracasan y los que alcanzan el triunfo parecen que lo han logrado por haber explotado a su personal, acompañado de la suerte.
Como fomentar la cultura emprendedora
El papel del estado gubernamental es la clave. Transformar el sistema educativo para destacar las virtudes del esfuerzo y la construcción personal. Así como minimizar todos los obstáculos burocráticos y administrativas para poder crear empresas, debe ser el primer paso que demos; pero principalmente, una renovación del chip por nuestra parte y la de nuestros amigos cercanos. Que la envidia que nos brote al percibir a algún emprendedor triunfar sea completamente sana.
No existe nada como la emoción de que la idea por la que hemos peleado prospera y suministra sus frutos. Conjuntamente de colocar nuestro granito de arena para favorecer al resto de habitantes y a todo un país.
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