La desconexión del trabajo es una decisión del trabajador

Logra la desconexión del trabajo cuando es necesario
Logra la desconexión del trabajo cuando es necesario

La desconexión del trabajo es necesaria en ocasiones. Debemos aprender a dividir lo laboral de lo personal. Actualmente vivimos días donde las comunicaciones hacen que en todo instante vivamos conectados con la oficina. Una llamada de teléfono fuera del horario; un mensaje de texto o un correo electrónico hacen que estemos pensando en el trabajo a pesar de que ya sea la hora de dormir.

Esto hace que no descansemos adecuadamente. Y termina por cobrarle la cuenta a nuestra capacidad de concentración. Sin embargo, la desconexión del trabajo no pende de la tecnología, sino de la decisión del empleado.

La desconexión del trabajo
La desconexión del trabajo

Poseer un teléfono de empresa no es malo; lo complejo brota cuando nos levantamos a cualquier hora y lo primero que hacemos es inspeccionar para verificar si tenemos mensajes. Inclusive sin este teléfono, para numerosos trabajadores es ineludible levantarse y repasar en lo que dejaron pendiente en su trabajo; si deben llamar a un cliente o que han acordado con otro.

La desconexión nada tiene que ver con el compromiso

Esto funciona un poco con el nivel de compromiso de cada persona. Un trabajador se consigue comprometer totalmente con su empresa, con su cliente, dar su palabra, etc. Y esto generalmente impide que nos logremos desconectar en determinados momentos. Y cuando está viendo su programa de televisión luego de cenar no logra evadir los pensamientos de que mañana debe ejecutar determinada misión.

En ocasiones es la misma tecnología la que nos abre la puerta para dicha desconexión. Una agenda bien hecha nos consiente relajarnos. Estamos al tanto de que lo tenemos todo anotado, que solo debemos llegar y sentarnos para lograr tener ordenado nuestro día con lo más apremiante. Por eso es esencial antes de marcharse cada día ofrecer cinco minutos a dejar todo listo para el día siguiente.

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Así como la empresa cierra la puerta, nosotros mentalmente igualmente debemos cerrar la puerta de la oficina, dejar de lado un poco el trabajo. Pensar en nuestra familia, simpatías, a deleitarse de lo que nos queda de día. Lo que nos logra presumir un inconveniente es que en la empresa nos soliciten que “hacer una guardia”, pendientes del teléfono por si sucede algo.

Sin embargo, esto es algo que no lo asigna la empresa, sino que nosotros mismos no logramos gestionar apropiadamente nuestro descanso. A medida que se agranda el compromiso, es más complejo. O sencillamente precisamos más orden para dejar de lado del trabajo.