En todas las empresas se ansia tener reuniones de éxito. Y es por ello por lo que para impedir que las reuniones terminen siendo un desacierto en el que cada de los miembros exhibe sus intereses sin una intención común, es útil instaurar unas reglas básicas.
Estas reglas van más allá de las lógicas que limita la amabilidad y el respeto mutuo. Es decir, se debe comenzar y acabar a tiempo, silenciar los teléfonos durante la reunión. Por lo general las reuniones son una pérdida de tiempo, principalmente si no están bien delineadas, que es lo más común.
Por ello es fundamental que sea planificada la reunión de equipo. Inicialmente hay que tomarse el tiempo para organizar cuidadosamente la duración y el contenido que se organizan con el objetivo.
Reglas básicas para reuniones de éxito
Solicitar opiniones y hacer interrogaciones: Esta regla impide los monólogos y argumentos. E incita una conferencia en la que todos los miembros buscan entender el punto de vista de todos.
Requerir ejemplos concretos: Cuando se pide que se ajusten las palabras, conviene que se haga con ejemplos concretos que deserten de la imprecisión y altere el tema que se trata y estudia.
Exponer el razonamiento y la intención: Esto consiente a los miembros entender cómo otros obtuvieron sus conclusiones y ver dónde su razonamiento difiere del suyo. Para lograr llegar a acuerdos afines, que favorezcan a la empresa.
Diseñar colectivamente las labores siguientes: Esto certifica que todo el mundo está comprometido a mejorar juntos como un equipo. Cada quien asumirá un rol dentro de la reunión o dentro del proyecto que se ejecutará.
En las reuniones de empresas cuánto más asistentes tenga, más desobedientes se tornan. Por ello, interesa y mucho que, cuanto mayor sea la cantidad de personas citadas, más claras quedaran las normas a seguir.
Todo esto favorece para regir la reunión y que todos los que intervengan estén capacitados y las interposiciones repercutan más dinámicas y breves lo que excederá en el resultado positivo de la reunión.
Generalmente, no somos conscientes del tiempo invertido en reuniones, pero cuando el tiempo insta, hay que ser severos con nosotros mismos y los demás para extender nuestro tiempo y obviar sorpresas indeseables que nos exija a dedicar tiempo extra para concluir nuestro trabajo.
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