Stephen Hawking, un joven muy normal. Nació el ocho de enero y creció en St Albans. Una bella y pequeña ciudad cerca de Londres. Era el mayor de cuatro hermanos.
Su padre era un biólogo estudioso y su madre una secretaria de investigación médica.
Por lo que no sorprende que se interesara en la ciencia. Como estudiante le encantaban la física y las matemáticas. Ya que pensaba que brindaban las representaciones más esenciales sobre el mundo.
Sin embargo, nunca hubo nada que lo hiciera destacarse ni en la escuela ni en sus primeros años en la Universidad de Oxford.
Se casa con Jane Wilde. Esta mujer había conocido a Hawking en una fiesta de Año Nuevo. Antes de que se le diagnosticara esclerosis lateral amiotrófica (ELA), un tipo de enfermedad moto neuronal. Su universo privado se expandió cuando le propuso matrimonio a su futura esposa. Jane Wilde también era de St Albans y estaba estudiando Lenguas Modernas.
La pareja decidió casarse rápido, por tanto, no sabían cuánto tiempo le quedaba de vida.
Su salud se fue deteriorando, por lo que empezó a caminar con un bastón.
Jane era dos años más joven que él y tuvo que pedir una autorización especial de su universidad pues estaba permitido que los estudiantes se casaran.
Hawking obtuvo un grado en Física de la Universidad de Oxford y empezó un doctorado en la Universidad de Cambridge.
Una nueva forma de pensar el mundo. Esta enfermedad le dio a Hawking una visión única del mundo. Prevaleció ante los límites de su discapacidad adiestrando su mente para que funcionara de otra manera.
A medida que perdía el uso de sus extremidades, desplegó una forma de visualizar inconvenientes en su mente para hallar soluciones sin necesidad de escribir ecuaciones.
Algunos de sus colegas consideran que gracias a esa manera de pensar hizo sus más grandiosos hallazgos.