El camino de J.K. Rowling hacia al éxito

El camino de J.K. Rowling
El camino de J.K. Rowling

J.K. Rowling nació el 31 de julio de 1965 en Inglaterra. Llevó una relación problemática con sus padres, y en la adolescencia se volvió fan de Siouxsie Sioux; cabeza de la legendaria agrupación postpunk Siouxsie & The Banshees, de quien adoptó el cabello negro y el uso marcado de delineador negro, un look que usó hasta sus días de universitaria.

Profesores y alumnos de aquellos días la recuerdan como una chica introvertida y tranquila, siempre caracterizada por su chamarra de mezclilla y su cabello negro. Mientras los demás se divertían en fiestas, ella prefería encerrarse a leer a Charles Dickens y a J.R.R. Tolkien.

La afición a la literatura fantástica y la susceptibilidad artística que se le notaba desde estudiante poco a poco germinaron en ella la necesidad de proponer una historia y de desahogarse en palabras propias.

Pero antes de entrar a las grandes ligas de la literatura, se dio varios “encontronazos” de realidad que la motivaron a perseguir su sueño.

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La tragedia personal puede canalizarse

Demuestra que lo importante es persistir
Demuestra que lo importante es persistir

A pesar de que tuvo una relación tropezada con su madre, quien tenía esclerosis múltiple, Rowling nunca dejó de quererla.

La autora estaba decidida a lanzar un texto sobre un chico que estudiaba en una escuela de magia -idea que se le ocurrió mientras hacía un viaje retrasado en tren y que arrojó en servilletas-, pero la trama no estaba bien definida en su cabeza.

Cuando su madre murió 10 años después de que le diagnosticaron la enfermedad, Rowling se sumergió en pensamientos negativos, en su mayoría consecuencia de nunca haberle contado a su progenitora sobre la historia que estaba escribiendo.

Pero Rowling encontró la manera de superar la negatividad y de canalizar esos pensamientos en ideas que, al final, fueron forjando la mitología de Harry Potter, personaje al que la autora permeó con su propio sentido de pérdida y que exploró a detalle en el primer libro de la saga.

Los peores momentos también inspiran

Su matrimonio se había acabado, estaba desempleada, era madre soltera, le fue diagnosticada depresión clínica y había contemplado el suicidio. Pero ella misma ha dicho que en esa sensación de “fallar en todos los aspectos” encontró motivación para enfocarse en escribir.

La depresión la convirtió en los Dementores -a quienes introdujo en el tercer libro de la saga- y se dio cuenta de que la mejor manera de escribir era haciéndolo en cafés, pues en los trayectos su hija se quedaba dormida y ello le daba tiempo suficiente para perderse en las letras.

La dedicación consolida proyectos

En 1995 Rowling tuvo lista la primera versión de Harry Potter y la Piedra Filosofal, texto que le presentó a varias editoriales, sin recibir respuesta positiva.

Ello no impactó en el ánimo de la autora, quien estaba segura de que había un público en potencia para su historia de magos y destinos.

Después de tocar varias puertas, la editorial Bloomsbury aceptó publicar su libro, no sin antes recomendarle que buscara un trabajo fijo, pues la literatura para niños no dejaba ganancias.

En 1997, Bloomsbury publicó Harry Potter y la Piedra Filosofal, libro que en 1998 fue reeditado por la editorial transnacional Scholastic… y el resto es historia.

El éxito

En 2004, Rowling se convirtió en la primera persona que se hizo billonaria por solo escribir libros. El universo que empezó creando en servilletas impactó en el mundo del cine, vía dos sagas fílmica de ganancias estratosféricas y en todas las aristas de la cultura pop.

A Rowling se le atribuye que los jóvenes nuevamente se hayan interesado en la literatura, y siempre es colocada al lado de las personas más influyentes de todos los tiempos.

De Rowling debe observarse que el espíritu creativo y emprendedor no conoce límites, que se alimenta de lo negativo y que la constancia es la que hace la diferencia. No es magia y hechizos, es cuestión de pulir y persistir.

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