Equilibrio entre el empleador y el empleado en las pymes

Equilibrio entre el empleador y el empleado en las pymes
Equilibrio entre el empleador y el empleado en las pymes

No es fácil mantener en equilibrio la relación con los empleados. Esta labor central para el éxito de un emprendimiento precisa gestionar todos los factores que están en juego.

La relación entre empleador y empleados, es un equilibrio que se mantiene dinámico; colocando en una balanza la percepción de los empleados acerca de lo que reciben y lo que ofrecen a la pyme. Este es uno de los aprendizajes más arduos para un emprendedor.

¿Cómo conseguir que otras personas se comprometan en tiempo y esfuerzo con un propósito que no es propio? ¿Se trata sólo de costear buenos salarios? ¿Por qué, en ocasiones, más allá de buenos sueldos las relaciones no marchan bien o acaban en desastres? ¿Por qué, al contrario, existen empresas que consiguen este compromiso aun con un sueldo bajo?

La relación entre empleador y empleados, es un equilibrio que se mantiene dinámico
La relación entre empleador y empleados, es un equilibrio que se mantiene dinámico

Teóricamente, el académico Herbert Simón (1916-2001), primer economista en conquistar un premio Nobel por sus estudios sobre las organizaciones; expuso cómo esta relación se conserva en equilibrio, apoyado sobre dos percepciones, no únicamente económicas como se creía hasta mediados del siglo XX.

Cada empleado, planteó Simón, examina lo que siente que esta aportando a la empresa; y lo contrasta con lo que siente que recibe, de manera de mantener la situación estable.

¿Qué sienten los empleados que contribuyen a la empresa?

Tiempo, esfuerzo físico y emocional, responsabilidad, ideas, propuestas y conocimiento.

¿Qué sienten los empleados que deben recibir?

Retribución económica justa, reconocimiento y estatus, posibilidades de ascenso, formación y capacitación; buen trato y buen ambiente de trabajo, trabajo atrayente y retador, lugar de trabajo adecuado, apoyo para alcanzar objetivos personales.

Las correcciones a los desequilibrios en esta balanza de percepciones surgen casi instintivamente, explicó Simón. Si la percepción del empleado es que está proporcionando más de lo que recibe, suele no solo desmotivarse; sino trabajar con menos tesón y reduce el tiempo y esfuerzo dedicados a su tarea hasta hallar un nuevo punto de equilibrio. Llegadas tarde, ausencias, retiros anticipados, falta de responsabilidad personal, logran ser síntomas de este reajuste.

Por otra parte, cuando un empleado divisa que recibe más de lo que está dando, es posible que intente corregir el desequilibrio con esfuerzos y responsabilidad asombrosa. En ese caso, es necesario mantener esta situación en el tiempo, con nuevos estímulos y propuestas.

Es fundamental considerar además que la balanza para cada empleado suele ser distinta, tanto en términos individuales (algunos empleados logran dar más valor a la capacitación que al puesto); como en términos generacionales (los empleados de la llamada “generación Y”, aprecian la independencia y el estilo de vida más que la seguridad profesional).

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