Existen otros tipos de inteligencia como la académica y la profesional, y son muy necesarias también. Pero actualmente se está haciendo ahínco en desplegar la inteligencia financiera tanto o igual como las otras. No por avaricia, sino para educarse y manipular mejor el dinero y los negocios.
Si somos dueños de un negocio y contratamos personas para que solucionen complicaciones específicas estaría bien. Pero si esperamos que el gobierno solucione nuestros problemas, es difícil no decepcionarse.
Contratar a una persona que maneje e invierta nuestro dinero, tiene el problema de que nos imposibilita aprender. Y peor aún, le estamos pagando a alguien para que aprenda con nuestro dinero.
No es un misterio la inteligencia financiera
La inteligencia financiera, no tiene misterio, es asunto de ejercitarla, absorbiendo información, usando, cometiendo faltas y conquistando experiencia.
Si una persona comprende a la bondad el horizonte y decide claramente ser empleado toda su vida, está perfecto. El problema es cuando no se logra ver todo el panorama, o cuando sí se ve, y la elección es cambiar, pero no se dan los pasos determinados para provocar el cambio. A veces es por falta de opciones, pero esto se puede trabajar.
Cada historia nueva de un emprendedor tiene semejanzas unas con otras, pero también tiene características, y tanto las similitudes como las características son herramientas que nos van quedando almacenadas, y confío plenamente, en que tu mente unirá todas estas ideas en un negocio.
Es importante ver que es un proceso. Inicia este proceso en el orden correcto y luego las ideas comienzan a brotar por simples relaciones mentales de ideas, y esas ideas se convierten en sueños, y los sueños planteados como objetivos tienen un impulso gigantesco para motivarnos a montar nuestro propio negocio.
Luego de esto, la libertad financiera llega.
“Inteligencia financiera es simplemente tener más opciones.”