John Mackey es un empresario que aprendió ciertas lecciones significativas acerca del emprendimiento y la vida, en la edificación del imperio Whole Foods.
Iniciar un negocio es como cualquier otro inicio en la vida: y la primordial tarea es la supervivencia. Inclusive en los primeros días, el fundador idealiza con crear algo verdaderamente grande, como edificar un negocio que renueve ágilmente un sector delirante.
Los empresarios que consuman tales ideales son los que asumimos como íconos ¿Cómo se logra saltar de ser un fundador delirante a un empresario ultra exitoso? “Tienes que atrapar la ola”, dice John Mackey de Whole Foods. “Si no hay olas, no puedes surfear”.
Antes de Whole Foods, existió Safer Way, el primer experimento de John Mackey, en 1978, para atrapar la ola. Safer Way, un establecimiento de alimentos naturales en Austin, no vendía productos con azúcar, cafeína, alcohol o harina blanca, y en 1 año, Mackey tuvo una pérdida de la mitad de los 45,000 dólares que había recolectado entre familiares y amigos.
Él asimiló una enseñanza crítica. “Si tu filosofía es demasiado estricta”, expresa, “no consigues crear suficientes negocios para disfrutar del éxito”.
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Safer Way se unió con Clarksville Natural Grocery, se cambió a un lugar más grande y cambió su nombre a Whole Foods. “Concluimos que íbamos a ser Holy Foods Market”, dice Mackey, “que se venderían alimentos que nuestra generación aspiraba adquirir”: incluso orgánicos, sin saborizantes artificiales, colorantes o conservantes, y orientados en la salud.
John Mackey y la familia
Mackey mantuvo una relación muy popular con su madre. Ella le solicitó, en su lecho de muerte en 1987, que le diera su palabra de que retornaría a la universidad para conseguir su título. Su madre no estaba orgullosa de lo que hacía, y por ello él no estaba cerca de ella.
Con su padre fue muy diferente. Bill Mackey fue un inversionista original en Whole Foods, un viejo miembro de la junta e instructor de su hijo. Sin embargo, luego de que Whole Foods se hiciera público, en 1992, y procuró un inicio a una era de rápido crecimiento, ambos se percibieron envueltos en un tradicional debate de ir o progresar pausadamente.
En 1994, cuando cumplió 40 años, Mackey le solicitó a su padre que desistiera. Esto fue lo más arduo que he hecho. Asumí prevalecer ante un cúmulo de miedo, ya que pendía de mi padre, emocional e intelectualmente. Sabía que esto le lastimaba mucho, se concebía expulsado, esto me hacía sentir culpable. Fue una decisión intensa, y ese dolor perduró un tiempo.
El mercado es maniacodepresivo. Bipolar, expresa. “En ocasiones tiende a fanatizarse exageradamente contigo. Por otra parte, considerada que su noción está penado al fracaso, y baja la oferta.