La diferencia entre el error, el fracaso y el fracasado

La diferencia entre el error, el fracaso y el fracasado
La diferencia entre el error, el fracaso y el fracasado

La diferencia entre el error, el fracaso y el fracasado. Pongamos como ejemplo el juego de ajedrez. Este es un juego maravilloso. Y lo es ya que el resultado final poco depende de la suerte; se debe más bien, de la pericia de los dos jugadores.

Por tanto, así como en el ajedrez, en muchas peleas, existe el error, pero no el fracaso y mucho menos fracasados.

Los errores existen porque siempre hay estrategias que pueden perfeccionarse. Podía haber jugado mejor. No obstante, la derrota difiere de ser un fracaso, pues en la siguiente partida se llega con una gran cantidad de jugadas para aprender, para optimizar. Su inversión de tiempo ha sido beneficioso, posiblemente mucho más que la del ganador.

El ganador siempre repetirá las mismas estrategias; con mucha posibilidad, las repetirá hasta que alguien le gane. Por tanto, la victoria tiende a eternizar el ciclo; a minimizar la inversión, de ahí que sea tan dulce. Nuestro cerebro requiere economizar energía y la victoria es en ocasiones un apoyo engañoso en este sentido.

La diferencia del error y del fracaso

El fracaso aparece cuando lo que ha acaecido, juntamente con el sabor de la derrota, no nos deja nada. Sobre todo, cuando hay dinero de por medio. Porque al que pierde lo invade esa ley inclemente de grandes números y al final poco aprende, más que adherirse a alguna alarmante superstición.

Pero abandonando la ironía. La suerte no nos enseña nada y nos hace recordar nada, más allá de que está presente.

La diferencia del error y del fracaso es una decisión
La diferencia del error y del fracaso es una decisión

El fracasado, no es el que acumula un fracaso tras otro

El fracasado no es aquel que recopila un fracaso tras otro, tampoco el que acaba de fracasar. Fracasado tiene vínculos que van mucho más allá. Decir que alguien es un fracasado o pensar que somos unos fracasados impregna al ente, al ser.

No hay voluntad, sino más bien posibilidad de superación y transformación. Por eso, la misma superación que nos da miedo nos atrae. Por eso esa afinidad se rompe en la persona que se siente un fracaso en sí misma. Como si el pensamiento fuera agua, ella porosa, y esta su hubiera colado hasta lo más profundo de su ser.

Una depresión que aparece cuando se rompe la esperanza. Ya de no de que el futuro sea distinto, sino más bien de que logremos hacer algo (capacidad de control) para diseñarlo. Por eso, existen los problemas mentales, como las fobias, que derivan en una depresión. En ellas, la ansiedad es la que ahoga esta esperanza de control, recalcando que somos seres innegablemente sensibles.

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