En todos los equipos de trabajo nos encontramos con un rendimiento mediocre en ocasiones. Eso nos pone en una posición de no saber qué hacer cuando el trabajo de unos de los miembros está bien, pero no es destacado. La experiencia más ardua para un gerente no se trata en impedir un rendimiento defectuoso; se trata de evitar caer en la mediocridad.
Por ello, no se puede permitir que el desempeño opaco se incremente en el equipo de trabajo. Por eso hay que iniciar mostrando cómo la mediocridad perturba absolutamente al equipo, a la empresa y a los clientes.
Permitir que los trabajadores oigan las llamadas con los clientes que se quejan hará que comprendan todos los efectos negativos de no ejecutar bien su trabajo. Igualmente es trascendental compartir la responsabilidad. Animar a los trabajadores a que se confronten de modo inmediato y cortés cuando aparezcan inconvenientes.
Y, finalmente, conversar cuando la mediocridad se exteriorice en otras partes de la empresa. Por ejemplo, si todo el equipo sabe que una decisión colectiva no marcha; pero nadie está debatiéndola, revela apatía y falta de integridad.
Trabajar en pro del rendimiento del equipo de trabajo
Requerir una alta productividad y rendimiento es una regla que debe defenderse con disciplina y atención. Y hacer llegar estos valores a cada departamento de la empresa.
Uno de los primordiales retos de un líder no es saber batallar con trabajos pobres, sino cómo guiar la mediocridad. Se habla mucho actualmente de productividad, buen desempeño, eficacia y optimización de recursos; pero son varios los directores y empresas cuyas destrezas de liderazgo reflejan poca efectividad para pretender conseguir que los trabajadores busquen la excelencia en las tareas que despliega.
En el momento en el que a un equipo de trabajo se le pide un alto desempeño, posiblemente los estemos trasladando a un escenario distante a su zona de confort, donde será más fácil equivocarse y donde se dan mayores apuros interpersonales. Habrá quienes no aspiren salir de su zona de confort y pongan a prueba al líder del equipo.
Por ello, saber cómo manipular estas circunstancias será clave ya que desarrollará o reducirá tu nivel de influencia para el rendimiento en el equipo.
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