¿Has pretendido alguna vez tener una vida saludable? ¿O componer tus finanzas? Los dos son deseos, propósitos de año nuevo o de cumpleaños acostumbrados. Pretendemos ahorrar o perder peso, acomodar esa parte de nuestra vida con la que no nos sentimos satisfechos. Pero en la práctica ocurre que varias veces, por mucho que nos lo planteamos, no logramos ninguno de los dos propósitos.
Asimismo, ocurre que muchas veces las personas logran uno de los dos propósitos, no suelen alcanzar el otro.
La vida saludable y las finanzas precisan fuerza de voluntad
Todos sabemos lo que tenemos que hacer si ambicionamos una mejor salud (comer saludable y hacer deporte); o unas buenas finanzas (ganar dinero, ahorrar e invertir conscientemente). Igualmente es cierto que ambos aspectos de nuestra vida demandan fuerza de voluntad; porque del dicho al hecho hay un trecho, y suele ser suficientemente grande.
En ocasiones la fuerza de voluntad se agota después de múltiples usos al día. Esto es una justificación, ya que las personas en una mala situación económica toman malas decisiones financieras; porque extinguen su fuerza de voluntad con las circunstancias del día a día. Sin embargo, asimismo hay quien opina que la fuerza de voluntad no se disipa como se creía.
La industria por momentos conspira para que poseamos unas malas finanzas o para que tengamos una salud mala. Somos bombardeados por publicidad de comida poco sano y de restaurantes que no brindan un mejor menú. ¿Quieres algo dulce e insano? Lo tienes.
No hay que culpar sólo a la industria, también son nuestras decisiones como consumidores. Endeudarnos en lugar de ahorrar y elegir ingerir carbohidratos con grasa a proteínas y verduras. Hace que las empresas se adecuen a lo que les pedimos.
Tener una vida saludable y finanzas sólidas requieren sacrificios. No sólo se trata de no gastar y comer sano, sino de invertir y tener una vida activa.
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