Lograr la felicidad en el trabajo, depende de muchas cosas. No solo del salario, sino también la estabilidad.
Es importante tener presente que no existe ni existirá el trabajo perfecto. La felicidad laboral es intermitente. Un día todo está muy bien, y al otro día ya no tanto. Ya que nuestros intereses pueden cambiar, al igual que los de la empresa.
Existen algunos casos donde no habita la felicidad en el trabajo, por ejemplo:
Cuando el empleado pierde el sentido de pertenencia con su trabajo. Esto es fatal porque no hay motivación. El trabajo se convierte en una obligación con la que tiene que batallar día tras día.
Cuando se elige un trabajo es fundamental considerar la estabilidad que este ofrece. Si existen oportunidades para crecer, los compañeros de trabajo, las demandas del puesto a ocupar. Y por supuesto la flexibilidad horaria.
Es preciso que les conceda importancia a sus horas de descanso y alimentación. Resulta ideal practicar algún ejercicio físico y técnica de relajación como la meditación.
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Si la insatisfacción en el trabajo es extensa en el tiempo. Y no hay posibilidad para proceder y reducir sus niveles de frustración
Puede ser un buen momento para replantearse su escenario laboral e indagar nuevas oportunidades en otro lugar.
El líder proporciona recursos para que sus empleados consigan responder apropiadamente a los requerimientos que demanda su trabajo. Por ejemplo, un exceso de carga laboral se hace más resistible si se sabe que el líder reconoce este esfuerzo extra.
¿Pero como reconocer cuando un empleado no está motivado?
Un empleado que no es feliz en su trabajo concibe que no goza lo que hace. No posee el nivel de energía requerida para dedicarle. Y se refleja en una profunda falla de realización profesional.
El solo pensar en que tiene que trabajar al día siguiente va unido con una impresión de enfado e irritabilidad.
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