Un orador es un líder. Cuando hablamos de liderazgo, inmediatamente pensamos en un Buen Líder. Y sin lugar a duda el orador debe ser un líder. El hecho de pararse y hablar frente a muchas personas, captando su atención, le da a un orador un nivel de autoridad durante su alocución.
Hablar ante un público se ha transformado actualmente en una necesidad. Depende de la manera en cómo nos expresemos, podremos adquirir una posición social. Te reciben como te exhibes, y te despiden como te comportas.
Sea cual sea el caso, prevalecerá siempre la actitud de líder que posea el orador. Mediante la oratoria en nuestras vidas logramos conseguir numerosos objetivos planteados.
Esos objetivos pueden ser: obtener el ascenso deseado, conseguir el puesto de trabajo requerido. Así también caerles bien a los padres de tu novio (a), incluso adquirir nuevos bienes o venderlos.
Ser un orador es un gran compromiso
El convertirse en líder precisa de una buena preparación y capacidad para enfrentar ese reto. Se puede señalar que ser líder ES UN DESAFÍO, el cual solo valerosos lo despliegan. El liderazgo sobrelleva un gran compromiso, depende del tipo de liderazgo que se desarrolle, se conseguirá orientar a tu público hacia un propósito: El bien común.
Es importante recordar constantemente que el ser líder no representa presunción u orgullo. Por el contrario, debe ser la de una persona presta a servir, alguien que enseña, que instruye, que convence con sus discursos a un público para tomar o no una labor.
Un líder es aquél que se hace seguir no solamente por su palabrería, sino por la relación existente entre sus pensamientos, palabras y acciones.
Si las personas perciben a alguien con quien se sienten identificados, y conjuntamente lo notan lleno de entusiasmo por lo que hace. Desearan ser parte de los efectos que se están obteniendo hasta el punto en que lo admiran como persona. Es allí cuando se habrá convertido en un verdadero LÍDER.
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