Abraham Lincoln, Tesón y perseverancia

Abraham Lincoln, perseverante
Abraham Lincoln, perseverante

Abraham Lincoln, fue un hombre que experimentó múltiples fracasos, uno tras otro antes de llegar a la gloria. Con treinta y cinco años estaba en la ruina.

En mil ochocientos treinta y tres, cuando se recuperó de un ataque de nervios, intentó ser elegido a la Cámara de Representantes y perdió en varias oportunidades. Abraham Lincoln no se rendía y en mil ochocientos cuarenta y ocho perdió su segunda nominación al Congreso.

Luego perdió el Senado en mil ochocientos cincuenta y cuatro. En los dos años posteriores perdió la nominación para la Vicepresidencia. Y fracaso de nuevo en el Senado en mil ochocientos cincuenta y ocho.

Después de tantas derrotas se creería que su estado de ánimo perseverante se haya esfumado en su totalidad y no haya regresado. Pero a pesar de esto, nunca se rindió y en el año mil ochocientos sesenta fue elegido presidente de los Estados Unidos.

Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos
Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos

Este es un excelente ejemplo de que los que son perseverantes, y de verdad quieren triunfar, nunca se rinden.

Si consideras que algo vale la pena, lucha con todas tus fuerzas. Sin importar las veces que te desplomes, levántate y continúa. Los fracasados son los que ya no lo intentan.

Abraham Lincoln sufrió varios tropiezos, pero nunca fue un fracasado porque jamás se dio por derrotado.

Como en el caso de Lincoln, lograr el éxito, triunfar en los negocios, en la vida, es una suma de tropiezos. Pero como él, sólo levantándose luego de caer se logra un verdadero avance y así hasta lograr la meta.

Es ineludible hacerse fuerte, retomar aire y continuar con el plan fijado. El emprendedor debe saber que el camino hacia el éxito es duro, áspero y con desplomes. Lincoln nos enseñó con su tesón y perseverancia que todo esfuerzo y lucha conlleva a una recompensa.