Decirle al jefe que se equivocó, y no morir en el intento

Decirle a tu jefe que se equivoco y no morir en el intento
Decirle a tu jefe que se equivoco y no morir en el intento

Generalmente no resulta cómodo tener que decirle a tu jefe que se ha equivocado y no morir, en el intento. Tomar y ejecutar algunas decisiones en las empresas no es sencillo. Y claro no siempre se atina. Es en ese instante donde por lo general a los trabajadores les provoca alzar la mano y expresar su opinión.

La mayoría de las veces estas decisiones se presentan durante las reuniones. En donde los trabajadores tienen temor a expresar sus ideas u opiniones. Debido a que si te muestras contrario consiguen ser etiquetados como los problemáticos. O sencillamente solo tienen desconfianza al expresar lo que piensan.

No decirle al jefe que se equivocó por miedo

En ciertos casos este miedo tiene sus razones. Porque si ya llevan trabajando un tiempo significativo en la empresa, tienen claridad de cómo funciona. Sobre todo, si se han tomado alguna venganza hacia otros empleados que hayan exteriorizado disconformidades con las medidas o líneas de acción establecidas por la empresa.

Cuando vamos a expresarle a nuestro jefe que está equivocado, es importante aportar algo más que nuestro sentir. Es esencial que todo esto esté basado en datos objetivos y hechos. A menos que poseamos toda la información muy completa, lo mejor es inhibirse de caer en una disputa que probablemente será infructuosa y no llevará a nada.

Es muy importante evitar entrar en altercados personales, dialogar con un tono de voz apropiado, sin que la exaltación de la reciprocidad de opiniones nos haga elevarlo. No pretendemos terminar la conversación almacenando nuestras cosas en una caja para marcharnos al día siguiente.

Para finalizar, hay que estar preparados para entender que el jefe tiene derecho a equivocarse y tomar malas decisiones. Él tiene la última palabra. Sin embargo, si después de ofrecerle todos los datos sigue defendiendo su intención de seguir adelante con su decisión, siempre tendrá la última palabra.

Si definitivamente se ratifica que era una decisión errada, nunca hay que hacer burla, sencillamente hay que tratar de corregir lo antes posible y regresar a la trayectoria correcta.

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