¿Por qué es tan difícil hablar de dinero?

¿Por qué es tan difícil hablar de dinero?
¿Por qué es tan difícil hablar de dinero?


Hablar de dinero es un asunto difícil para numerosas personas. Principalmente, si no tenemos gran experiencia al momento de dar a conocer nuestras tarifas. Por lo tanto, nos pone en un gran riesgo de caer en el error de regalar nuestro trabajo.

De tal manera, controlar los nervios, las emociones y no titubear son elementos clave. Emprendedores o con experiencia, el tema del dinero consigue hacernos un mal juego si no aprendemos a tratar con naturalidad los números. Y al igual que no nos encanta trabajar gratis, tampoco de euros.

¿Por qué es tan difícil hablar de dinero?

Vender y cobrar, las palabras mágicas: Cuando vamos a una tienda, el vendedor no duda al momento de cobrarnos por un producto. Es de lógica. ¿Por qué entonces nos ponemos rígidos cuando nos preguntan nuestro precio a cobrar?

Por otra parte, algunas de las profesiones tienen una mala reputación de “esto lo hace cualquiera”; llevando al cliente a pensar que mereces menos de lo que pides. Por ello, es fundamental no caer en el error de infravalorar tu trabajo, capacidad y esfuerzo.

No ayudo, trabajo: Una vez más caemos en el error de regalar nuestro trabajo. O bien a un amigo, a un conocido o a quien sea. Nos convencemos de que nos viene bien como experiencia.

Perfectamente, podemos tener un blog donde brindemos consejos gratis porque así lo hemos elegido. Pero de ahí a regalar nuestro trabajo, hay un abismo. Este inconveniente lo están viviendo en primera persona algunos profesionales que subían contenido a YouTube.

Patreon: La publicidad es un modelo poco rentable para la mayoría de creadores de contenidos. Pues lo único que le importa a YouTube es la cantidad de visitas que recibes.

Así pues, por este motivo y por las condiciones que han impuesto muchos anunciantes, son bastantes los youtubers que han elegido pedir a sus suscriptores que les sigan en Patreon. Lo cual ha sido aceptado de buen grado, por una parte.

La otra se ha tomado como un agravio: “Creí que si subías vídeos era como una afición”. Y no, varios de ellos, trabajan para vivir; y no ganan un salario de muchas cifras con sus vídeos.

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