El trabajo y nuestro bienestar personal

El trabajo y nuestro bienestar personal
El trabajo y nuestro bienestar personal


El trabajo y nuestro bienestar personal. Muchos factores de nuestra vida adulta se terminan articulando en torno a nuestro universo laboral. Le dedicamos muchas horas de nuestra semana y ocupa buena parte de nuestro espacio mental, inclusive cuando estamos fuera de la oficina.

Por un lado, es la fuente más importante de ingreso para nuestro mantenimiento y el de nuestra familia. Y aunque es una razón “material” no deja de ser muy importante.

Así que, el trabajo es fuente de éxito o fracaso, nos da satisfacciones o frustraciones, nos hace crecer no solo profesional sino también personalmente; o, en caso contrario, nos puede sumir en una plataforma que nos lleve al estancamiento.

Siendo, así las cosas, nos podemos hacer una pregunta: ¿Cómo cuantificar la felicidad que el trabajo me puede ofrecer?

De tal modo, que debemos entender que el bienestar que buscamos está compuesto de muchas realidades. Por un lado, tiene que haber un elemento de desarrollo y crecimiento profesional. Este nos enriquece personalmente, nos da satisfacciones que seguramente redundarán en cuán felices nos sintamos con lo que hacemos.

así mismo, influirá también el buen ambiente en la empresa, las relaciones labores sanas y constructivas.

En ese sentido, experimentar que uno aporta a la misión común del grupo siempre es un elemento muy importante para sentirse a gusto en el trabajo. Por otro lado, están los ascensos profesionales, los logros obtenidos y la compensación económica que uno recibe por el trabajo que hace. Todos estos aspectos, y seguramente muchos otros, deben contribuir a nuestro bienestar en el trabajo.

Esta aproximación es muy engañosa pues empobrece tanto lo que significa el bienestar integral de una persona como el lugar y aporte que nuestro trabajo puede darnos para lograrlo. Nadie es tan ingenuo para pensar que la felicidad se puede comprar. Pero muchas veces actuamos bajo esa premisa, embaucados por una cultura muy marcada por el consumismo y el materialismo.

Nuestra actividad laboral no es solo un medio para conseguir dinero. El trabajo bien hecho y honesto es algo que nos dignifica como personas y en la medida en que esté integrado a un sentido mayor de nuestra vida será fuente de bienestar, incluso a pesar de las dificultades que podamos encontrar en el camino.

Ciertamente el trabajo no es la única fuente para nuestro bienestar personal. Ahí están nuestras relaciones personales, la familia, nuestras creencias, entre otros. Pero sí es un ámbito importante y, como hemos visto, en el que empleamos mucho de nuestro tiempo y esfuerzo. Por ello el reto está en aproximarnos desde categorías amplias e integradoras que no reduzcan ni mutilen toda su potencialidad.

Así que, el trabajo es fuente de desarrollo personal, de satisfacción por el logro obtenido, de aprendizaje, y también de riqueza. Todo ello integrado en el horizonte de un sentido de vida superior contribuirá a nuestro bienestar como personas.

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