Las formas de solución de inconvenientes están fundadas en dos maneras: integración y compromiso. A través de la integración las personas pretenden obtener efectos recíprocamente agradables; donde prevalezcan los intereses de las partes en conflicto. A través del compromiso las personas desean lograr pactos gratos, mediante la disminución mutua de las pretensiones y la ejecución de licencias.
Esta doble lógica ubica las condiciones negociadoras en dos aspectos. Inicialmente encauzada a la generación de soluciones nuevas y opciones que admitan la integración. Seguido de la búsqueda de un compromiso admisible.
La creación de soluciones a las planteadas inicialmente por las partes en conflicto; precisa un alto grado de creatividad y un gran compromiso con el proceso negociador. Este resultado es viable empleando ciertas técnicas, como el acrecentamiento de los factores sobre los que se negocia; o el progreso de nuevas elecciones recíprocamente gratas.
Circunstancias para la integración y compromiso
Existen circunstancias donde no se observa una solución posible a un proceso negociador. Ya que las posibles elecciones de acuerdo no acaban por satisfacer a las partes. Sin embargo, si se ponen en práctica la máxima mostrada en el punto anterior de pretender satisfacer los intereses profundos; es seguro que surjan nuevas opciones que, a pesar de que no concuerden con los puntos abordados, respondan a dichas necesidades.
Concesiones mínimas, basada en pretensiones de los partícipes en una negociación está inversamente conexo con su nivel de concesiones. El aumento en las pretensiones induce a un incremento en la resistencia. Los resultados para la negociación es que un grupo logra obtener más concesiones de otro grupo acrecentando su nivel de pretensiones.
Moderadamente dura, las concesiones mínimas piden que las concesiones concretas son muestras de debilidad; por lo que no suelen incitar conductas iguales de la otra parte. Sin embargo, si la concesión se origina dentro de un marco de estrategias cooperativas, se presume un perenne acercamiento entre las partes; consigue incentivar en la otra parte conductas mutuas de cooperación.
En el proceso de generar soluciones la empatía y asertividad son indispensables. Para lograr abordar los asuntos fundamentales para cada una de las partes comprometidas. Si éstas no se emplean, es muy difícil poder evitar un escenario de conflicto y plantear soluciones admisibles.
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