Existe una serie de lecciones que vamos aprendiendo de los malos jefes. Y una de las razones para hacerse autónomo es ser nuestro propio jefe. Muchos de ellos han dado el paso después de estar trabajando por cuenta ajena y vienen con un equipaje profesional; una experiencia e ideas claras de cómo quieren llevar su negocio.
Seguramente tenemos en mente algún jefe que nos sirva de espejo, alguien a quién parecernos y que nos sirva de ejemplo. Pero también hay muchos más que han tomado muchas decisiones con las que no estábamos de acuerdo; erróneas o que acababan por suponer un fracaso en la gestión del equipo.
Lecciones aprendidas de malos jefes en la empresa
Habitualmente se suele decir que del fracaso de un emprendimiento se pueden extraer importantes lecciones. Si ya vamos con la lección aprendida, teniendo algunos conceptos claros que no podemos repetir más posibilidades de no volver a caer en los mismos.
Reuniones interminables: Seguro que como empleado hemos pasado en algún momento por reuniones interminables, poco productivas y de las que no se llegan a extraer conclusiones. A los pocos días o semanas se vuelve a convocar otra donde se vuelve a los mismos temas no resueltos en muchas ocasiones.
Gestión del tiempo: Los recursos en la empresa son finitos. Y sin embargo el tiempo, que es uno de ellos, no se suele considerar de esta manera. Proyectos que se ejecutan para clientes y donde las horas empleadas se subestiman, no renunciar a ningún encargo, etc. Clientes que nos hacen esperar, que llegan tarde a las citas y luego lo quieren todo para ayer son un ejemplo de desprecio del tiempo de los demás.
Otras lecciones que podemos aprender de los malos jefes:
Liderar en lugar de imponer: El jefe que impone su criterio es lo más habitual. Pero a todos nos gustaría convencer a los que tenemos a nuestro cargo, cuando tenemos empleados, de que es mejor convencer que imponer, inspirar que seguir una cadena de mando. La motivación es la mejor manera de mejorar la productividad en la empresa y que todo el mundo de lo mejor de sí mismos. Hacer equipo es básico.
Las guerras internas no solucionan nada: En muchas empresas existen tensiones entre diferentes departamentos. Alguna vez el jefe puede llegar a convertirlo en una guerra interna para ver quién tiene el poder o la razón. Y esto no soluciona nada. Empatizar con aquellos con los que tenemos que trabajar muchas veces es la mejor manera de lograr no que hagan lo que nosotros queremos, pero sí que al menos nos faciliten nuestro trabajo.
Pero no vivimos solo para trabajar. Y este bucle es muy importante romperlo porque en el inicio del trabajo por nuestra cuenta es muy fácil ponerlo en marcha y luego muy complicado salir del mismo.
(También puedes leer: Las relaciones laborales con el jefe)