
El salario económico sigue siendo la primordial motivación para aceptar un trabajo. Según un estudio realizado por Ranstad Employer Brand Research 2017, llevado a cabo por esta empresa de recursos humanos; el 63% de los trabajadores valoran el salario muy por encima del resto de los factores a la hora de aceptar un trabajo.
Existen distintas motivaciones no económicas al momento de aceptar un trabajo. Cada empleado tiene las suyas, bien obtener un contrato de trabajo más sólido, un ambiente de trabajo superior; o simplemente un empleo que nos permita conciliar nuestra vida familiar y profesional de modo más aceptable.
El salario emocional, ese que va más allá del salario financiero, está cada vez más en auge entre los especialistas de management de las empresas.
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De cualquier modo, la motivación o el resto de los elementos no afines al salario están cada vez más de moda entre los empleados para cambiar su trabajo
Por ello, para el 55% de los encuestados, la armonía de la vida familiar y laboral es un factor esencial para elegir uno u otro trabajo. Realmente, se trata de un punto que ha ido obteniendo cada vez más importancia en los últimos diez años, habiendo elevado hasta 10 puntos porcentuales en esa etapa.
Posterior a estos dos elementos, se ubican otros como un buen ambiente de trabajo (significativo para el 49% de los encuestados), continuado por la estabilidad laboral (45%) y la posibilidad de acceder a un trabajo inspirador y gratificante (43%). En el caso de los jóvenes, lo que más aprecian son la proyección profesional del cargo y las oportunidades de proyección laboral como las más significativas.
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