¿Alguna vez te ha tocado tratar con el cliente monologuista? Es bien sabido que para mantener una conversación es preciso que ambas partes escuchen al otro; y exista un pequeño nivel de empatía para colocarse en lugar del otro.
Numerosas veces estamos conversando con el cliente y en el instante en el que interviene comienza a soltarnos una locuacidad; en la que nos damos cuenta de que no ha atendido ni una sola palabra. Es el cliente monologuista, no es divertido como los que salen en televisión y no escuchará más de lo que pretende oír.
Seguirá narrando su historia y cuando pretendas inmiscuirte te va a interrumpir. Es un monologuista, no aspira un feedback; y por lo general ni siquiera argumenta, solo libera su historia como un desahogo. Pero ante todo es fundamental escuchar y hacer tiempo a que concluya.
Como reaccionar con el cliente monologuista
Y este es el instante donde debemos tener muy bien encauzada el argumento para derribar lo que está expresando o proteger lo que nosotros intentábamos referir. El propósito es que no logre revertir y respondernos a manera de monólogo y conseguir que empatice un poco en parte con nosotros.
Generalmente, cuando observamos que esto no es posible. Entonces es el instante de asentarle el desenlace a la plática con este tipo de cliente. En ocasiones sencillamente no es el instante apropiado se seguir insistiendo. Se puede retomar el contacto en otro momento, abordarle en un instante en el que nos preste más atención.
En caso de que no lo logremos la única elección es buscar otro interlocutor que sea nuestro socio. Esporádicamente basta con platicar con otra persona de su organización para que sea él quien reasente esos mismos argumentos que a nosotros no nos atienden, pero de una persona más cercana son obedecidos sin oponerse.
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