El influencer y la pyme, perfecta combinación

El influencer y las pymes
El influencer y las pymes

El influencer es el ensueño de las marcas actualmente. Esta figura apareció para suplantar al famoso por su trabajo (actores, cantantes…). Uno y otro cohabitan, pero en las redes sociales el influencer se destaca por poseer algunos conocimientos del sector que le concierne a la empresa.

Estas personas poseen una gran presencia en las redes sociales, turbas de seguidores y disfrutan de credibilidad. Logran ayudar y a dar a conocer un producto a la pyme.

Un claro ejemplo es la empresa Hawkers: al principio la empresa ilicitana contó con el apoyo de Jorge Lorenzo. Usar los mismos anteojos que tu ídolo fue el primer paso para una excelente campaña de marketing en las redes. Principalmente, cuando como la pólvora, otros rostros populares en Facebook se dejaban ver con el producto.

Apostar por una persona que cuenta con apoyo y respeto de clientes potenciales, resulta más provechoso y económico para una pyme. Las redes sociales han democratizado el poder transformar en prescriptor de una marca o producto, a un influencer.

El influencer una gran estrategia de marketing
El influencer una gran estrategia de marketing

Es importante elegir bien el influencer

A una pyme no le interesa un pretendiente a influencer; es decir, una persona que espera que las marcas toquen a su puerta e inunden de productos su casa, sólo por su gracia. La persona que ha sabido establecer una comunidad y una credibilidad es la conveniente. Porque su turba de seguidores lo ven como un amigo, ese amigo que no te va a recomendar un producto de mala calidad.

Una pyme no puede darse el lujo de invertir su dinero reservado para publicidad y marketing en un personaje famoso, no sería inteligente ni es lo que le beneficiará. Se trata de hallar un influencer tal vez no tan mediático, pero sí que se adapte a nuestro negocio.

Debes tener claro que el influencer no es equivalente a un me gusta infinito

El riesgo que sobrelleva conceder nuestro producto es que al receptor sencillamente no le guste. Y no se lo va a decir a una decena de personas sino a muchas más. Por lo tanto, antes de contactar a esa cariñosa muchacha que maquilla, repasemos su recorrido, la lealtad de sus fans y si nuestro producto encaja con su estilo.

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