El remarketing radica en reaparecer e impactar publicitariamente a una persona que ya tenemos total o parcialmente identificado. Podemos crear publicidad de remarketing a un potencial cliente que haya realizado una búsqueda especifica en Google; a una persona que visito un apartado determinado de nuestra web o, inclusive, a una persona que haya observado más de un 75% de un video en Youtube.
Esta segmentación contribuye con mayor garantía que con cualquier otra táctica masiva. Y, también, actúa de recordatorio para estimular al consumidor a concluir una compra definitiva.
Conseguiremos hacer remarketing on-line gracias a las importantes empresas tecnológicas como Google, Facebook, Twitter, Linkedin, Microsoft. Y según donde se localice nuestro público objetivo elegiremos una u otra, o utilizar todas. Penderá de la estrategia que hayamos elegido seguir.
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Claves para programar el remarketing
Propósito: puede parecer algo elemental, pero generalmente las operaciones de marketing que se efectúan se hacen sin un propósito claro. Es hondamente significativo tener un propósito bien específico en una campaña de remarketing. No vale de nada exponer publicidad genérica a cualquiera persona que ha visitado tu web.
Los propósitos nos permiten saber cuándo suspender la publicidad a una persona. Cuando se ha alcanzado el propósito, y además de manera interna nos permitirá conocer si la campaña está logrando efectos.
Entre los propósitos podemos destacar: conseguir nuevos clientes, lograr nuevos contactos o que un cliente regrese y adquiera otro producto, etc. Estos propósitos fácilmente logran verse en cifras.
Tracking: El seguimiento es un asunto que en ocasiones se pasa por alto y es de vital importancia para que estos anuncios marchen adecuadamente.
Sencillamente tienes que agregar en tu web, o donde pretendas hacer el seguimiento, el código de cada plataforma en la que poseerás la campaña de remarketing. Cada red social, por ejemplo, posee su propio código que se debe insertar en el comienzo de la web para lograr registrar todas las operaciones que ha ejecutado un cliente desde que entra en una web específica, hasta que termina adquiriendo el producto o saliendo definitivamente con el carrito vacío.
Precisión: Gracias al seguimiento no solo lograremos saber qué página ejerce de disparador o de freno en nuestras campañas de remarketing. Igualmente, cualquier página que haya frecuentado el consumidor. Es decir, conseguimos conocer los intereses de este consumidor según las páginas que ha concurrido de nuestro sitio web. Y como conocemos estos intereses, ¿por qué no usarlos para tener más precisión en nuestros anuncios?
Segmentación: Esta clave nos ayudara a diferenciar entre un público u otro, con información que nosotros no disponemos y que la plataforma donde publiquemos los anuncios sí. Por ejemplo, Facebook conoce tu sexo, edad, diversos de tus gustos. LinkedIn sabe en qué empresa trabajas, que cargo ocupas, etc.
Gracias a esta segmentación podemos separar anuncios para hombres y anuncios para mujeres. Igualmente podemos segmentar por edad, ya que, a pesar de que un producto sirva para todas las edades, probablemente no sea debidamente igual la manera de llegar al cliente con 20 que con 40 años.
Límites: Tal cual. ¿Por qué publicar a una misma persona un anuncio 15 veces al día? Está confirmado que, a partir de 3 impactos propagandísticos diarios, la misma publicidad comienza a perder importancia.
Hay que trazar que, si hacemos tres impactos de difusión diarios, en tres días el cliente ha visto tu publicidad nueve veces. Si luego de nueve veces no has logrado tu propósito, tendrás que dar por perdida la oportunidad.
Prácticamente todas las herramientas que disfrutamos para hacer el remarketing nos admitirán crear estos límites para hacer más eficaces nuestras campañas de remarketing y no derrochar recursos superfluos.
